Un hombre en un balcón, mirando y esperando. Diciendo y maldiciendo, mirando el sol que cae, destapando una cerveza.
Lo atraviesan sus recuerdos, sus memorias y sus olvidos. Abajo, en la vereda, los ciudadanos pasan como todos los días, arriba el cielo se muere.
La mano derecha aferrada a la baranda del balcón, la izquierda en un vaso, los píes apenas separados, los ojos cerrados guardan lágrimas y visiones.
ESTOS QUE NO SE VAN
Hace 12 horas
Mejor liberarlo todo... Toda esa impotencia, decirlo todo!
ResponderEliminarEs peligroso un balcón cuando estamos apoyados en su baranda, tomando, con los ojos cerrados y llenos de lágrimas...
ResponderEliminarAcongoja el texto
Gracias por guiarme hasta aquí
Un abrazo