Un hombre en un balcón, mirando y esperando. Diciendo y maldiciendo, mirando el sol que cae, destapando una cerveza.
Lo atraviesan sus recuerdos, sus memorias y sus olvidos. Abajo, en la vereda, los ciudadanos pasan como todos los días, arriba el cielo se muere.
La mano derecha aferrada a la baranda del balcón, la izquierda en un vaso, los píes apenas separados, los ojos cerrados guardan lágrimas y visiones.
LA EDAD NO PERDONA
Hace 14 horas
Mejor liberarlo todo... Toda esa impotencia, decirlo todo!
ResponderEliminarEs peligroso un balcón cuando estamos apoyados en su baranda, tomando, con los ojos cerrados y llenos de lágrimas...
ResponderEliminarAcongoja el texto
Gracias por guiarme hasta aquí
Un abrazo