10.10.12

Tarde.

Es como si los perros
esos que habitan en el reflejo
de la luna
(Tibias bestias de mi alma)
temblaran de frío
al unísono de sus huesos.

Es como si un ángel tardío,
seguramente aquel de los besos helados,
hubiese venido por nosotros
pero ya nos habíamos ido.

El mundo:
una montaña rusa, pero muda.