30.11.10

Reflejo

Enciendo una luz
Seguramente efímera
Y con su destello
Alcanzo a ver mi rostro
Reflejado en unos ojos
Que sospecho conocidos
Aunque no tengo ninguna
Certeza.

9.11.10

VOLABA.



En aquella época pisar el suelo era algo de lo mas extraño para ella, andaba siempre esparcida por el aire, levitando o sencillamente descansando su leve peso en alguna rama muy finita del árbol con forma de brazos abiertos que gobernaba un pequeño espacio del final del camino que nacía en su casa y terminaba en la calle principal.


Yo nunca volé y, después de dos o tres intentos fallidos y algunos golpes, aprendí bien a quedarme en el piso e incluso a disfrutar mis largas estadías pisando el mundo. Por aquellas tardes gustaba yo de sentarme a leer debajo de lo árboles y a contar la cantidad de autos azules que venían del norte y de los rojos que venían del sur.


Fue en una de esas tardes que la conocí, yo estaba sentado a la sombra del árbol con forma de brazos abiertos, pasaban muy pocos autos, el libro que tenia estaba escrito en otro idioma y a partir de la cuarta o quinta página se volvía algo somnífero. Cerré los ojos pensando un país lejano y dormite un buen rato hasta que un suave ruido como de pájaros diminutos me sacó del letargo. Cuando levante la vista la vi, toda poesía y libertad, orgullosa y atardecida.


Nos amamos de verdad, francamente y cara a cara, ella flotando en el aire, yo caminando a su lado. Yo sentado debajo de un árbol, ella revoloteando a mi alrededor.


Soy consiente que quiso enseñarme a volar, pero fue inútil, apenas separaba yo los talones del suelo y ya me daban mareos, angustias y malos presagios.


Su condición de brisa y pájaro la llevo, no sin dolor, lo se, a emigrar. Yo me quede con mi costumbre de tener los pies en el suelo.


Ya no me siento a la sombra de los árboles, es cierto que alguna tarde, impulsado por la nostalgia y el frio, habré pasado por la esquina del árbol con forma de brazos abiertos, pero ahora prefiero los cordones de las veredas o sencillamente quedarme de pie.


El viento y el olor de los jazmines me la recuerdan, seguro que anda volando o flotando en algún lugar del universo.