30.3.16

Visión de la tarde.




En la forma inusual de caminar
en el pie y en la mano a contratempo
en el aire que se abre cuando llega
adivino un perfume de tragedia
que le anteceden pero también
le van borrando las huellas
como si la vereda fuera
blancura fría de tristeza.

En la mirada fuerte de distancias
de aceituna, de agua, de tierras,
de nostalgias de otros continentes
de abuelos moros con idéntica pena
de tempranos abandonos resignados
mi espíritu huele sus quimeras
sus demonios que revolotean
en las ojeras y le coronan pálidos
con el gris de la tarde del invierno.

En la forma de contemplar el mundo
de absorberlo, de escucharlo, de retenerlo
de morir con los segundos en silencio
de reír apenas sin motivo alguno
con una mueca de melancolía
mi piel presiente que junto
con el cigarrillo que se consume
entre los dedos de la mano apoyada
en la rodilla cruzada sobre su par
hay una sensación de nada
como si al frente del banco de la plaza
que ella ocupa de forma leve
se extendiera gigante un abismo
que sobrevuelan las garzas finitas
de la tardecita del invierno.


Y yo la miro.

18.3.16

Te devoraron horribles bestias.




Me congela
este dolor
que viene del tiempo
que no es mío.

Atrás de qué ausencias
de qué tremendos abismos
de cuántas distancias
de cuánta inexistencia
te fue guiando este mundo de mierda.

Si pudiera conjurarte
con palabras
puede que así
deje de dolerte, ahora
el desamor, la banalidad
los domingos
el vacío que deja
cuando se va, la ternura
las canciones
la calle.

Si pudiera nombrarte de un tirón
sin que en la garganta se me claven
astillas de la madera de la muerte
y del olvido.

Ha de ser muy profunda la nada
que tus ojos vieron

y no pudieron evitar.

4.3.16

Del olvido.


Puestos a buscar explicaciones
a lo mejor fue el clima
horrible y húmedo
o las películas de Adam Sandler
o los recitales de poesía
que parecen café concert.
Tal vez los brujos del Alto Verde
tal vez los magos de la República
Independiente San Carlos del Oeste
o a lo mejor
los feroces hechiceros de La Bondiola
o las brujas arpías del barrio El Brete.

O

probablemente

no hubo ningún trabajo
de oscuras intenciones
y solamente pasa
que la vida es un desastre
y siempre es más fácil

el olvido.