11.4.12

La ultima tarde.



No alcanzó a dar un paso mas allá del marco de la puerta  y el sol ya había enceguecido su cotidiano paisaje, se mantuvo unos segundos quieta, de pie en el umbral, con los ojos entrecerrados, casi pudiendo sentir el mundo girar a mil seiscientos kilómetros por hora. Lentamente todo recobraba su forma, los contornos primero, las casas después, algunos detalles, rejas, árboles y finalmente los colores, esos tan particulares que el verano le estampa a la siesta.
Caminó despacio, como siempre, con una frialdad que parecía calculada, como un acto estudiado mil veces y mil veces llevado a cabo. Esa frialdad de afuera se transformaba en una estepa congelada adentro, apagando de a poco su llama, dejando su alma a oscuras. Llegó a la plaza y se dejo caer en un banco cualquiera, quiso morir en ese instante, que todo termine, que no exista ya la soledad.
Recordaba, semidormida, años atrás, ella y la ciudad y sus luces, la gente repitiendo su nombre, los niños cantando su nombre, el mundo se abría a sus ojos, el país a sus pies. Y ahora, viviendo en una pocilga, olvidada, tan arrugada que ya no soportaba mirarse al espejo, cada vez mas lenta, los lentos viajes semanales al ministerio y ya la van a atender y vuelva la semana que viene y el dueño de la habitación pocilga hogar que si no me paga el alquiler para la semana que viene se va a tener que ir, va a tener que dormir en el banco mugriento de la plaza mugrienta adonde va a sentarse, que yo mismo le voy a tirar los pocos trapos sucios que tiene a la calle y ella callada, tragando la tristeza de la humillación, escondiendo la cabeza, arrugando el alma, sintiendo una piedra fría en el lugar donde antes brilló un corazón enamorado y su Pehuajo  natal tan lejos de esta tarde pesada y calurosa que la encontraba volviendo, como siempre, muy despacio a su habitación pocilga hogar, la puerta pesada se cerró y la oscuridad de adentro le enfrió los pensamientos, sobre la mesa descansaba un pequeño frasco sin abrir.
En el piso, ahora, descansa un pequeño frasco vacío, parece que se duerme, sabemos nosotros que la vida se le está yendo, un poquito caminando y otro poquitito a pie.

1 comentario:

  1. Si el corazón se te apaga intenta darle fuelle, que no hay nada peor que vivir sin sentimientos.

    Un saludo.

    ResponderEliminar