Su cuerpo no es de nadie.
Leve
como una semilla
reparte sonrisas y alegrías
lejos de este agujero.
Su corazón no es de nadie.
Volátil
como un pájaro chiquito
vigila desde el aire los pequeños
momentos felices de sus abandonados.
Entre cervezas y amigos yo espero
que aterrice en mi mesa.
Tienes que convertir tu mesa en una estupenda pista de aterrizaje. Así, hará un aterrizaje forzoso.
ResponderEliminarUn saludo.