14.1.18

Como de costumbre



A los que se van y a los se quedan.
A los que se quedaron y a los que se fueron.



Porque más no se podía
porque algo se había roto
o se había terminado
porque algo nuevo traía el viento
porque la vida es tremenda
y el futuro incierto
como una nube encallada en la llanura.

Girar la brújula
en la primer bifurcación posible.

Y atrás va quedando
la sed infinita de ternura
los paraísos que mata el glifosato
el miedo a no saber vivir
la pesada memoria de los muertos
el llamado de la sangre latiendo
los perros aullando a la luna.

Finales inciertos
rotundo amor ennegrecido por el hollín
de las malditas chimeneas
y los domingos con tristeza de partir.

Hasta que partir fue para siempre.

Pero allá atrás
también
quedamos nosotros
tan vivos y tan
muertos como de costumbre.

Ahora queman residuos en el basural
y los domingos casi siempre llueve.

Y nadie
viene a preguntar
por el poema que le debo.


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