14.9.12

Templos

La poesía es un templo sin adeptos.
El poeta es el primer infiel.

Sangra el otro templo
el de carne
y duele
y termina por apagarse
como el absurdo traje que es.

Sin carne y sin poema
se desvanecen las palabras
se apagan en el aire
mutiladas.

Acostumbrado a no estar
en casi ningún lugar
me aferro al silencio
como a un dios.
  

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