Recuerdo como era
temblar por nada
y más lejos aún
veo el blanco
y las plegarias
y el miedo a dios.
La tarde al sol
la juventud
la ventana abierta
la ventana abierta.
El empedrado
las horas inquietas
y una figura en el camino
que no se parece a nadie.
Los perros de toda la ciudad
en el diminuto e interminable
laberinto del cabello suelto
de la niña roja y amarilla
que cada mañana saluda al sol
y cada noche aúlla a la luna.
La humedad se amontonaba
en las veredas,
en el empedrado con aquella figura
que no se parece a nadie
y la ventana abierta.
El domingo único
de comienzos del verano
con la piel y los lunares, descubiertos
el llanto y la sonrisa
el abrazo, el adiós
y en el reverso de la memoria
un verso
por la ventana abierta
por si vuelve el miedo
por si se queda el dolor.
MAGIPOEMAS 62
Hace 20 horas
Por si nos hacemos débiles, cobardes, adictos al reverso de esa memoria cruel.
ResponderEliminarUn beso.