Así eran las cosas en aquellos lugares, con la altura metida en los oídos, el sol aplastando las espaldas y el viento trayendo lejanas melodías de marrón y arenas.
En el hotel, dos cuerpos ajenos buscan el cielo en los delgados gusanos de nube que descansan sobre el vidrio de la mesa de luz. Las paredes de la habitación detienen cualquier intento del viento, el suelo se pliega e intenta tragarse todo eso que no llegaron a ser, y que dejaron en el camino.
MAGIPOEMAS 62
Hace 23 horas
Me parece bien que se los trague el suelo, por no atreverse a ser otra cosa más que cuerpos ajenos.
ResponderEliminarBesos
Muy bueno, me gusta..
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