Yo siempre me paro en los
pasillos
que se forman en las fiestas
entre grupos
de personas y sirven para
mantener
distancia y marcar
pertenencia. Es que desde
ahí
tengo otra perspectiva
menos rectilínea
del asunto. Siempre me
paro
en los pasillos que forma la
vida
entre herida y herida y te
escribo
malísimos poemas para
contarte
que estoy formando
las letras de tu nombre
con estrellas fugaces
como la pena profundas
como un aullido oscuro y
sereno
como la noche como los
pasillos
deshabitados y solos.